Ser la Dama de Honor es realmente un honor, un privilegio, eres esa amiga
de la novia que la ayuda en ese día tan especial para ella, quitándo algunos
dolores de cabeza para que pueda vivir y disfrutar de ese momento como debe
ser, de la forma más maravillosa posible, apoyando, organizando, vigilando y
calmando las cosas. La figura de la dama de honor tiene una cierta relevancia
en la ceremonia. Normalmente es una hermana o amiga íntima de la novia. Las
damas de honor no sólo tienen la misión de arreglar el vestido de la novia,
sino además de ayudarla en vestirla, preparar la boda y llevar la colocación de
los invitados en la Iglesia y la recepción y todos los detalles mínimos y máximos.
Les cuento que investigue un poco sobre la historia de las damas de honor
y encontré que en la época romana inicialmente, la historia de las damas de
honor consiste en que formaban una especie de infantería de la novia, cuando
ésta tradicionalmente viajaba al pueblo natal del novio para la ceremonia de la
boda. El propósito original de las damas de honor era vestirse
exactamente igual a la novia con el fin de protegerla. Cualquier hombre celoso
de la novia y el novio se confundirían en cuanto a quien era la verdadera novia
y no podría lastimarla, secuestrarla o robar su dote. Interesante acotación
sobre lo que era una dama de honor, puedes apuntarla y saber un poco más sobre el
papel que puedes desempeñar, y reírte un poco como yo lo hice.
Ahora bien, ser la dama de honor no es un trabajo fácil, debes estar al
lado de la novia en todos sus momentos, incluyendo los explosivos, esos donde
se mezclan los nervios y el estrés de todo lo que viene (ahora vivo esos
momentos), no solo de la boda sino antes y después de ella, es en ese momento
donde la dama de honor debe resistir y ser esa amiga paciente, serena y llena
de paz, si mucha paz, porque si no definitivamente terminaras golpeando a
alguien (espero esto no me pase, que nadie me golpee).
Así de fascinante es este trabajo,
que no se queda allí. Generalmente te toca usar un vestido de un color o un
modelo que no te gustan, sujetarte a los gustos de la bella novia, y correr, si
correr mucho, cabe destacar que en medio de todo tú debes sonreír siempre,
tener ramos, vestidos, a veces anillos, velo, pañitos que secan algunas lágrimas
y otras cosas más...
Solo recuerda esto, es un día especial para alguien, tu ayudas en eso,
pero algún día llegara tu día, ese momento en el que seas tú la que lleve el
vestido blanco, nadie te pedirá que sostengas su ramo, o que le acomodes el
velo, y lo único que realmente te importara es la persona que estará
esperándote al final del pasillo y te mire justamente como siempre esperaste.
Hoy soy la novia, y en este momento me toca disfrutar y vivirlo bien, yo
fui una dama de honor por mucho tiempo, perdí la cuenta de los vestidos que
tengo en armario, de los ramos que sostuve, de los velos que arregle, de las lágrimas
y las sonrisas de las novias que vi y de las presiones que debí apagar, pero
hoy llego mi tiempo, y me detengo y sonrío, pienso en lo fundamental para mí en
ese día que pronto llegara y es la persona que estará a mi lado en el altar, él
es mi verdadero regalo, todas las presiones, que seguro que vienen, quedan tan
pequeñas con el hecho de pensar que he hallado el bien junto a alguien,
definitivamente es lo mejor de todo...
Siempre fui una dama de honor, hoy soy la NOVIA...
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