He estado
meditando mucho en esta frase y fue la que me motivó a realizar este escrito, en
la situación país en la que nos encontramos, es muy escuchado la ineficiencia y
mala administración del gobierno venezolano, y esto es
una GRAN VERDAD. Pero escribo “más que un cambio de gobierno” pues considero
que nuestra solución país va más allá de esto, y, por supuesto, presentaré
argumentos al respecto, creo que necesitamos ver otras realidades.
En primer lugar, es cierto que
la gestión del presente Gobierno ha sido una de las causas principales para la
situación económica que atravesamos, por otro lado, la oposición venezolana
carece de liderazgo y no han sabido dar pasos acertados que puedan cambiar el
rumbo político del país, pero estas no son las únicas causas que nos están afectando,
considero también que nuestro problema radica en VALORES. He entendido que
VENEZUELA no es solo un país, me explico, no es solo un territorio, no son solo
límites, no solo son riquezas naturales, no, VENEZUELA también es su gente, somos
también cada uno de sus ciudadanos, tú y yo somos esta nación pues,
definitivamente, somos los que le damos vida a la misma.
Ahora, atravesamos una crisis de
enormes proporciones, cuyos niveles sobrepasan cualquier crisis anterior y que
toca profundamente todas las dimensiones de la vida del país. Cada día podemos
sentir más la crisis en carne propia. Una crisis de carácter ético-político y
económico-social donde los alimentos son escasos y a precios excesivos, donde
nuestro sueldo no nos alcanzaría ni para la comida de dos semanas, donde,
muchas veces, trabajamos para pagar los pasajes a nuestro trabajo, y, hablando
del transporte público, no hay transporte público por la falta de repuesto o el
excesivo costo de los mismos, y los que hay suelen cobran un elevado pasaje
para poder costearse y muchos ni siquiera son vehículos que debieran estar en
circulación por sus malas condiciones y falta de seguridad para sus usuarios.
No solo eso, donde no hay
efectivo para nada porque es muy difícil de conseguir y de conseguirlo es a un
porcentaje tan elevado que difícil es pagarlo. Así mismo, la ineficiencia de
los servicios básicos que requieren todos los ciudadanos, el llamado “alto
costo de la vida”, la crisis en el sistema de salud pública, el
desabastecimiento en todos los rubros, la escasez de empleo digno y justo, la
crisis económica que paraliza al país, la inseguridad social y jurídica, y
puedo seguir haciendo la lista de las cosas que en este país no funcionan y
créanme, no podría terminar este escrito. Pero definitivamente nos hace falta
mucho una cosa, como bien podría decirlo el gran filósofo Martin Buber: “el diálogo,
el diálogo, el diálogo” (una comunicación dialógica que nos permita
encontrarnos como personas, y no ver al otro como un medio para lograr un fin).
Pero, no se trata de hacer saber
TODO lo que aquí falla, todo el mundo lo sabe muy bien ya que bastante
información hay sobre eso. Ahora bien, entiendo que cualquier causa que yo
presente ustedes me llevaran a que toda la culpa de este gran problema que
atravesamos es del GOBIERNO, pero pensemos por un momento en esto: aunque la
escasez de alimentos y falta de comida exista y todo lo que hemos mencionado, ¿Dónde
están nuestros valores?
Esta es mi una de mis
interrogantes, ¿Cómo podemos explicar que un comerciante altere el precio de los
alimentos por lucrarse a sí mismo? ¿Quién es el comerciante? ¿Gobierno? No,
algunos de ellos, es un VENEZOLANO, un hermano, que por lucrase a sí
mismo no piensa en los graves daños que pueda ocasionar. Si bien el Gobierno ha
alterado nuestra vida, el hecho que se alteren nuestros valores es decisión de
nosotros, respeto y amor por el prójimo es algo que debe estar en nosotros
mismos y NADIE debería quitárnoslo, a menos que decidamos que lo haga.
Respondamos otra interrogante,
¿Cómo explicamos que un chofer de tráfico, literalmente, te arroje los billetes
de 100 porque no los están aceptando? ¿Quién no acepta los billetes? El pueblo,
el venezolano, solo que fue proclamada alguna medida, que se está viendo desde
algunos meses, pero nunca termina de ser vista, incluso los bancos del país aún
dan esos billetes al pueblo, lo que quiere decir que están en circulación, pero
algún grupo decide no aceptarlos, colocando ellos mismos una medida solo porque
“es mucho bulto”, y además el irrespeto con el que tratan al mismo pueblo
incluso de ni siquiera ofrecer el servicio de transporte por esa causa.
¿Quiénes son los conductores? ¿Gobierno o pueblo?
Sé que puedo ser muy
cuestionada y seguramente me dirán que todo es causa de la forma en la que el
Gobierno ha realizado cada uno de sus preocupantes cambios, y eso puedo
entenderlo perfectamente, pero pueblo, no somos nosotros lo que nos hemos
dejado corromper por este sistema, es un sistema corrupto bien lo sabemos, pero
esa corrupción la hemos tenido todos en algún momento y hasta se quedó viviendo
con nosotros. Nos hace falta recordar lo que en El libro de Levítico está
escrito: "no hurtaréis; no mentiréis ni os defraudaréis unos a otros"
(Levítico: 19, 11). En él igualmente aparece que "no haréis sentencias
injustas, ni cometeréis injusticias en pesos y medidas. Tened balanza, pesas y
medidas exactas" (Levítico 19, 35).
Además, Deuteronomio, otro de
los grandes libros de las Escrituras Hebreas muestra referencias claras:
"no torcerás el derecho, no harás acepción de personas, no aceptarás
soborno, porque el soborno cierra los ojos de los sabios y corrompe las
palabras de los justos". (Deuteronomio: 16, 19). Y tengamos presente lo
que el profeta Isaías ya aseguraba en el siglo VIII antes de Cristo que
"el que rehúsa ganancias fraudulentas, el que se sacude la palma de la
mano para no aceptar soborno, el que se tapa las orejas para no oír hablar de
sangre, y cierra sus ojos para no ver el mal. Ese morará en las alturas, subirá
a refugiarse en la fortaleza de las peñas, se le dará su pan y tendrá el agua
segura". (Isaías. 33, 15-16).
Solo daré un último punto, ¿cómo
vemos los saqueos y los robos a instituciones que nos favorecen a nosotros
mismos o los robos los unos a los otros? Si bien estos saqueos son provocados
por la situación país, no es el presidente el que sale de su palacio real, a
saquear, ni su gabinete, somos nosotros cuya necesidad ha alterado hasta
nuestros niveles más bajos de bondad y sentido de pertenecía. Salimos campantes
con lo que logramos “agarrar” sabiendo muy dentro de nosotros que es “comida
para hoy y hambre para mañana”, o a venderlo a elevados precios solo para tener
más.
Entonces, como dije al
principio, no niego la mala administración que ha habido durante tantos años en
nuestro país, no niego la responsabilidad que al gobierno y a sus opositores le
compete, y si creo firmemente que debe haber un cambio del mismo, pero también
creo que “más que un cambio de gobierno” necesitamos un cambio de mentalidad,
necesitamos que nuestros valores vuelvan, que la bondad, el respeto y el amor
los unos por los otros regrese y por sobre todo, la unidad, esa unidad que
tanto nos hace falta para sacar este país adelante porque lo que si tiene
VENEZUELA es POTENCIAL, potencial en riquezas naturales, potencial en sus
tierras, ¡potencial en su GENTE!
Nos compete a nosotros meditar
sobre esto y saber que el mundo siempre necesita, no sólo más creatividad,
lógica, inteligencia y un buen gobierno, sino que también necesita urgentemente
más humanidad. Nos han quitado, más que el dinero, la tranquilidad y la electricidad,
se nos han arrebatado los VALORES y tenemos la responsabilidad de recuperarlos,
y esto depende de nosotros, porque, aunque haya un cambio de gobierno, si
nuestra mentalidad no cambia, seguro no avanzaremos mucho.
¡VENEZUELA! Es tiempo de que
juntos podamos crear las bases, los fundamentos, para volver a creer los unos a
los otros y para volver a reconocer nuestra nobleza. En este tiempo de crisis.
Es tiempo de saber que realmente provocaremos un cambio, cuando entendamos que
no se trata de lo que me compete solo a mí, o lo que te compete solo a ti, se
trata de lo que nos compete a ambos (No debe ser solo el YO o el TU, se trata
del NOSOTROS).
No perdamos la esperanza, ni
la fuerza para seguir luchando por nuestra tierra, aferrémonos a Dios en todo
momento y veamos a nuestro semejante como lo que es, nuestro hermano,
recuperemos nuestros valores y estoy
segura que podemos mejorar, solo tenemos que girar a mirar las cosas buenas que
tenemos, que son demasiadas, y por las cuales debemos sentirnos
orgullosos como venezolanos.
Vale la pena
luchar para seguir adelante y fortalecernos...
¡FE Y FUERZAS
HERMANOS!
Por: Judith C. Vargas De
González
Correcciones: Dr.
Williams Pitter